F. E. Madrid
Jorge Esteras Calderón, gerente de Clínica La Antigua, señala que, pese a la crisis, su centro cuanta como principal aliado con la innovación, y prueba de ello es que en los últimos 18 meses han invertido más de 400.000 euros en “adquirir y poner en funcionamiento tecnología”, además, añade, han apostado por nuevas especialidades, por sus profesionales y por ofrecer servicios personalizados.
La crisis parece que lo inunda todo. ¿Le está afectando también al centro?
Quien diga que no le afecta la crisis, miente. La crisis nos afecta a todos en mayor o menor medida. La actividad de Clínica La Antigua no se ha resentido, las enfermedades están al margen de la crisis y las intervenciones y consultas aumentan. Servicios como Cirugía Estética o estancias de pacientes crónicos privados se llevan la peor parte. Pero donde se nota de manera notable la crisis es en el pago de clientes, sobretodo, la Administración Pública Sescam, etc.
El resultado financiero del balance también sale muy mal parado en esta crisis, debido al aumento significativo de los tipos, por poner un ejemplo: el ICO liquidez, que tanto publicita el Gobierno, sale a unos tipos del 7,45 por ciento, elevadísimos si lo comparamos a los que pagábamos hace 3 ó 4 años.
En un entorno complicado como el actual, ¿con qué ventajas competitivas cuenta la Clínica?
Clínica La Antigua cuenta con la principal arma que es la innovación y, por ello, en los últimos 18 meses hemos invertido más de 400.000 euros en adquirir y poner en funcionamiento tecnología de última generación. Esto sumado a la inversión en profesionales sanitarios de primer nivel son nuestra ventaja principal.
Además, el segmento en el que nos movemos es relativamente pequeño geográficamente. Guadalajara y el Corredor del Henares es un área donde nos podemos “tutear” con los pacientes y ofrecerles servicios personalizados. Creo que en época de crisis hay que ceñirse a espacios geográficos concretos y no abarcar demasiado.
La diferenciación del producto, respecto a los competidores, también nos ayuda para superar este momento.
Se puso en marcha a principios de 2010, tras la adquisición de Clínica La Antigua por parte del grupo hospitalario cuyo centro de referencia es la Clínica Asturias, ubicada en Oviedo, un plan de modernización. ¿En qué consiste este plan y qué acciones se han puesto en marcha?
En primer lugar se han mejorado las instalaciones. Se reformaron un 25 por ciento de las habitaciones para que fueran muy acogedoras y con los medios más avanzados para el cuidado y confortabilidad del paciente.
En segundo lugar, hemos invertido en algunas especialidades de mayor demanda, como ginecología, oftalmología, otorrinolaringología, cirugía plástica, angiología y cirugía vascular. En todas estas especialidades hemos invertido mucho en profesionales y en aparataje para que los facultativos lo utilicen en sus diagnósticos e intervenciones.
Las herramientas informáticas nos ayudan en este planteamiento, ya que hoy en día, nuestros informáticos y departamentos de diseño son necesarios, y dominar este ámbito genera sinergias para alcanzar nuevos retos. De hecho, la semana pasada lanzamos nuestra nueva página web www.clinicalaantigua.es con aplicaciones de gran utilidad. A través de la nueva web, los usuarios podrán conocer el centro, los servicios que ofrece y los profesionales que en él trabajan. En definitiva, se ofrece un amplio abanico de recursos muy ventajosos para pacientes, proveedores, clientes, profesionales, medios de comunicación y público en general.
¿Es importante una inversión continuada para seguir siendo un referente?
Importantísimo y más en un sector con tanta investigación y con continuas mejoras del conocimiento.
¿Cómo acertar en las inversiones tanto en infraestructuras como en tecnología?
Las inversiones son diferentes para entidades públicas y privadas. Con la actual Constitución, la sanidad es un derecho y como tal las entidades públicas tienen que dar servicio e invierten, pero la mayoría de las veces sin observar la rentabilidad. Las entidades privadas funcionan de otra manera y se invierte siempre en los proyectos que se rentabilizan más rápidamente. Aquello que no es rentable, genera despidos, deudas, etc. Sin embargo, inversiones rentables repercuten de una manera exponencial en nuevos proyectos, continuidad, seguridad y, en general, mejora continua.
¿Cree que los gobiernos, tanto el central como los autonómicos, han comprendido el valor de la sanidad privada en el conjunto del Sistema Nacional de Salud?
Pienso que los gobiernos son conscientes de que el sistema sanitario público o Sistema Nacional de Salud no es viable por sí solo. Las clínicas privadas ayudan al sistema y lo complementan. Creo que los Gobiernos han puesto en marcha leyes (como la Ley de Garantías) que ayudan a los pacientes a reducir el tiempo de espera de las intervenciones y son el camino para que las clínicas privadas ayuden al sistema público. Existen informes donde se pone de manifiesto que las clínicas privadas gestionan mejor los recursos y ahorran un 30 por ciento respecto al sector público.
¿Qué perspectivas se vislumbran para la sanidad en un año un poco extraño, tras las elecciones autonómicas y con unas elecciones generales cercanas?
Creo que los gobiernos tienen que dar marcha atrás en algunas propuestas que financieramente son poco eficaces y eficientes. Los límites de déficit dejarán menor margen de actuación a las Comunidades Autónomas y, gracias a ello, se gestionarán mejor los recursos. La disminución de peonadas de los hospitales públicos redundará en aumentos de la espera de los pacientes y las clínicas privadas estamos en disposición de absorber esa demanda a costes realmente bajos y ello puede ser una válvula de escape para el sistema público. Todo ello en una dinámica correcta de pagos, que es la espada de Damocles, en los tiempos actuales.
Tanta construcción de hospitales sin profesionales cualificados bien remunerados es difícilmente sostenible a largo plazo y la Universidad y formación de profesionales va más lenta que las directrices del Gobierno en materia de Bienestar Social y Sanidad. Ello no nos ayudará a ninguno de los agentes que interactuamos en el actual modelo sanitario. Debería de existir una mayor coordinación entre estamentos Públicos, universidades, gobernantes y políticos y, por supuesto, pacientes.
|